¿Cómo actuar
ante una parada cardiaca? Te lo contamos paso a paso.
Si sufre una parada cardiaca en la calle y no recibe asistencia,
su probabilidad de sobrevivir pasados 10 minutos es casi nula. Por eso es vital
que todos sepamos realizar un masaje cardiaco y usar un desfibrilador. En eso
puede estar la diferencia entre la muerte y salvar una vida.
La muerte súbita podemos definirla como el colapso y parada
cardíaca que aparece de manera inesperada en una persona que aparentemente se
encuentra en buen estado. Existe una definición más formal, que es la utilizada
en los estudios médicos: «Muerte súbita es el fallecimiento que se produce en
la primera hora desde el inicio de los síntomas o el fallecimiento inesperado
de una persona aparentemente sana que se encontraba bien en las 24 horas
previas».
Existen muchas causas, algunas de ellas no cardíacas, pero
su principal motivo es una arritmia cardíaca llamada fibrilación ventricular,
que hace que el corazón pierda su capacidad de contraerse de forma organizada,
por lo que deja de latir. La víctima pierde, en primer lugar el pulso, y en
pocos segundos, pierde también el conocimiento y la capacidad de respirar. Y si
no recibe atención inmediata, la consecuencia es el fallecimiento al cabo de
unos minutos. Es una patología extraordinariamente frecuente y que muchas veces
infraestimamos.
En España se dan alrededor de 30.000 muertes súbitas al año
y cerca de 20.000 intentos de reanimación. Las medidas de reanimación
cardiopulmonar pueden conseguir que siga bombeándose sangre al cerebro, la
arritmia desaparezca y el paciente se recupere. Si por fortuna sucede esto,
estaremos ante una ‘muerte súbita reanimada’.
La reanimación debe empezarse de forma precoz; por cada
minuto que pasa, las posibilidades de sobrevivir disminuyen un diez por ciento,
por lo que al cabo de 10 minutos estas posibilidades son mínimas. Hay
excepciones, como los casos que suceden en niños, los ahogamientos o casos en
relación con temperaturas muy bajas en los que puede haber posibilidades de
sobrevivir al cabo de más tiempo. Para mejorar el pronóstico y la atención a la
parada cardíaca hay definidas una serie de actuaciones que son vitales y forman
parte de lo que se llama ‘cadena de supervivencia’.
1. Reconocer la parada
El primer eslabón de la cadena es saber reconocer una parada cardíaca, detectar su importancia y saber que actuar rápidamente es esencial. Ante cualquier persona desplomada hay que comprobar si respira y responde a estímulos. Si no lo hace hay que avisar al 112 aclarando que es una posible parada cardíaca e indicando la localización más exacta posible. Si se hace de forma correcta, el servicio de emergencias enviará a toda velocidad un equipo.
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